Desde muy niña me sentí a traída por los procesos de sanación holísticos, además de nacer y crecer con una abuela curandera y un papá que le encantaba y experimentaba todo lo chamánico. Durante mi infancia y adolescencia, al vivir experiencias dolorosas y traumáticas en los vínculos y luego seguir repitiendo más de lo mismo en la edad adulta, una de las tantas rupturas amorosas me llevó a darme cuenta de que tenía que cambiar que no era normal vivir así, saltando de desafío en desafío donde siempre terminaba haciéndome daño. Llegué a un punto donde sentí un llamado del alma a especializarme en psicología y coaching transpersonal y fui descubriendo en mí todas las heridas emocionales guardadas y reprimidas, y como había estado viviendo durante 28 años a través de un ego herido e inconsciente, han sido años de bucear en mí con terapias corporales como la biodanza, danza primal, yoga, paralelamente trabajo energético y emocional profundo a través de la niña interior, árbol genealógico y constelaciones familiares. Al ver resultados notorios en mí y también en las personas a las que guiaba en mis sesiones, me di cuenta de que si no se trabaja de forma integral en el cuerpo físico, emocional, mental y espiritual, no se avanzaba.